Desde el Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras nos dirigimos nuevamente a la opinión pública. Queremos llamar la atención sobre la grave precarización de las condiciones de trabajo y de vida de la población. Naturalmente no es algo nuevo y conocemos bien al sistema capitalista. Pero la extensión del abuso (con la complicidad de las instituciones) y el consecuente avance de la patronal (con el silencio de CC OO y UGT) están provocando la generalización de situaciones preocupantes, en las que ya ni siquiera el trabajo te salva de ser pobre.
Para colmo, quienes trabajan se enfrentan a condiciones de auténtica guerra social en la que los convenios colectivos se convierten en papel mojado, o en la que son despedidos con cada vez menos garantías como si el Estatuto de los Trabajadores jamás hubiera existido. A modo de ejemplo, citaremos algunos de los casos en los que nuestro Grupo de Acción Sindical viene trabajando en estas semanas. Como el de los seis jardineros municipales despedidos del parque de La Corchuela, que siguen en la calle a pesar de los cantos de sirena de esos grupos municipales que desde el Ayuntamiento de Sevilla prometían “el cambio”. A ellos les decimos que no ha habido “cambio”, desde luego, para la clase trabajadora de nuestra ciudad. Es más: al no incluir la subrogación de estos trabajadores, todos los firmantes del pliego de condiciones se saltaron su propia legalidad. ¿Para esto le pidieron “el voto del cambio” al pueblo sevillano?
También en estos días afrontamos el caso de los buses turísticos de Sevilla Tour. Por lo visto, a nuestros mandatarios no les basta con desmantelar nuestro tejido productivo y reducir nuestro futuro al vasallaje de turistas y adinerados alemanes, ingleses o yanquis. No. Exigen también que lo hagamos en condiciones de trabajo esclavas hasta el extremo. Así, los conductores de estos autobuses trabajan sin el menor control de kilometraje y vulnerando toda legislación laboral, en turnos de más de 12 horas, sin aire acondicionado, sin pluses de nocturnidad, sin unas vacaciones dignas de tal nombre, sin siquiera una hora de descanso para comer… Los patronos llevan a estos trabajadores a la desesperación, para alimentar un poquito más su tren de vida y sus lujos obscenos. ¡Incluso les da igual que estos conductores sin derecho al descanso transporten personas, no mercancías!
Pero mención especial merece el caso de Ramón, trabajador de la UTE Ecsa-Lop, empresa de mantenimiento de carreteras. Ramón es un compañero activo de nuestro sindicato. Alguien que desinteresadamente (porque aquí no tenemos liberados ni cobramos por esto) ha ayudado a muchos trabajadores de otras empresas en sus luchas, sencillamente por ideales. Un trabajador también ejemplar en su puesto, como pueden atestiguar todos sus compañeros. Pero ahora la empresa lo despide de un día para otro, aludiendo a “causas organizativas” que, en todo caso, no le han imposibilitado realizar su labor en todos estos años. Aquí nadie tiene un pelo de tonto. Ambas partes sabemos que a Ramón se le despide por ser delegado sindical del SAT, en un contexto de autoritarismo empresarial sin límites. No quieren que nadie ponga fronteras a sus abusos, pero nosotros tomamos nota y, al igual que con los compañeros de la Corchuela, lucharemos sin descanso hasta lograr la readmisión de Ramón.
Podríamos aludir a incontables ejemplos más, como las luchas de nuestras secciones en Diputación, en bares y restaurantes como el Vinacle, en distintos hoteles (sin olvidar nuestra reivindicación, no secundada por CC OO ni por UGT, del dinero que se le debe a los trabajadores de toda la provincia en el sector de la hostelería)… pero nuestra intención no es acumular ejemplos.
Más bien queremos destacar que, frente a la realidad laboral cuasi-feudal que vivimos; frente a una legislación tiránica que pretende, nunca mejor dicho, “amordazarnos”; frente a la complicidad de las instituciones y los partidos políticos, son necesarias dos cosas: unidad obrera y renovación de los métodos de lucha sindical. Y más en un contexto que nos obliga a no hacerlo todo “a pecho descubierto”. En el que será clave la solidaridad entre unas secciones sindicales y otras, entre unos sindicatos y otros… e incluso entre todos ellos y los parados, los inmigrantes y, en una palabra, toda la población de unos barrios populares cada vez más proletarizados.
La propia experiencia histórica demuestra que la victoria es posible, si luchamos así. Y en ello seguiremos trabajando. Porque si los empresarios nos roban hasta las vacaciones para mejor explotarnos, nuestras banderas, panfletos y megáfonos tampoco descansarán en agosto. ¡Hasta la victoria siempre!