Por Lolo Pedrinazzi, ejemplo de dignidad. Hasta siempre, compañero

Esta noche, tras larga enfermedad, se nos ha ido Lolo. Nuestro amigo, nuestro compañero querido.

Mandamos un sentido pésame a familiares y amigos, y nos gustaría dedicarle unas palabras que ayuden en estos momentos tan dolorosos para todos los que lo quisimos, lo queremos y lo querremos.

Lolo era un auténtico grande. Fue uno de los fundadores de la Unión Local del SAT de Sevilla. También fundador del bar Casa Cornelio, donde siempre tenía para nosotros una sonrisa, una cerveza, una conversación. Donde Lolo suministraba al activismo banderas republicanas, andaluzas, del Che, productos de Marinaleda. O donde preparaba las inolvidables comidas y convivencias del sindicato, charlas de memoria histórica, documentales de denuncia del imperialismo y en defensa de quienes le plantan cara…

Lolo estuvo en mil luchas y sería imposible intentar enumerarlas. Todos recordamos, por ejemplo, cómo lideró y organizó la lucha de los trabajadores eventuales de Lipasam. Pero también es conocido por su larga lucha vecinal, su trabajo en la Liga de Inquilinos y en la Casa del Pumarejo, donde pasó sus últimos meses de vida.

Lolo apostó siempre por el trabajo de base: asambleas, actos, marchas, huelgas, concentraciones, protestas, manifestaciones. Desconfiaba de los partidos políticos y criticaba cómo cambian cuando tocan institución. Siempre defendió que el sindicato mantuviera una radical independencia con respecto a las instituciones.

Durante años pudimos verlo haciendo de todo: organizaba el bar y los suministros, aconsejaba a trabajadores que sufrían cualquier abuso, hacía pintadas impresionantes en el local (que todavía nos acompañan, y nos acompañarán siempre), actuaba como responsable de la infraestructura del sindicato… Era un pilar insustituible que transmitía fortaleza y seguridad a todos.

Son tantas las cosas por las que lo echaremos de menos, tantas las cosas que nos gustaría decirle…

Lolo, te has ido, pero no demasiado lejos: sigues aquí, en nuestro recuerdo, luchando de manera insobornable como lo hiciste hasta el final. Eres tan testarudo como siempre, compañero: ni ahora nos has dejado.

Seguirás con nosotros siempre y, aunque te haremos un gran homenaje, el mejor homenaje será seguir adelante con tu lucha y con tus sueños de una sociedad mejor.

No te has ido, porque estarás allá donde haya un trabajador plantándole cara a sus opresores. Estarás empujando nuestro brazo cuando dudemos, o aconsejándonos sabiamente cuando no sepamos qué hacer.

Gracias por todo, Lolo.

Hasta siempre.